En la plaza se oyen los gritos de júbilo: Silvina, la hija del zapatero, se casa con Donato, el fumista; pero el bueno del remendón lamenta ver como su hija se le escapa. Tras haber pateado media España, Esteban y El Epi,
dos mendigos errabundos, comparten sus andanzas junto a un pozo. Y, en el cuento que da título al volumen, un joven se sienta en el borde de su ventana a observar como la ciudad se apaga, atento a los estímulos de la calle.
Bien sea a partir de la descripción, gracias a la que se cuelan en la intimidad de los individuos que pueblan estas historias, o merced a los vivísimos diálogos, que capturan con una habilidad pasmosa todo el vigor de las escenas cotidianas, los cuentos de Tamouré recogen de forma magistral el pálpito de los distintos ambientes y de la vida de todos los personajes. Con el presente libro de relatos Francisco Umbral inauguró una vasta obra que le convertiría en uno de los mejores prosistas en lengua castellana del siglo xx.